Cuento "Llega el Psicólogo" (Sandra Comino), I Parte

    El siguiente escrito corresponde al Segmento Radial Horizonte de Posibilidades (donde comparto una articulación entre la Psicología y el Campo) del Programa "La voz del INTA en la Capital del Gaucho", que se emite en la Radio Pública 97.9 Mhz (Ciudad de Santa Sylvina) y que se retransmite en emisora FM Litoral 104.3 Mhz (Ciudad de Villa Ángela) de la Provincia de Chaco (Argentina). Tal emisión se llevo a cabo el día 25 de Febrero de 2021. 




Buen día al equipo de la voz del INTA y a toda su audiencia.

En el día de hoy les traigo un fragmento del cuento “Llega el psicólogo” de la autora Sandra Comino y que lo pueden encontrar en el libro “Cuentos para soñar y pensar” que lo subí al grupo de Facebook “la voz del INTA... en la capital del gaucho”.

Traigo esta articulación con la literatura porque nos invita a viajar con la imaginación a otros horizontes posibles... así que abrochen sus cinturones que aquí vamos!

“Juana, Clara y Fermín, los chismosos del pueblo, tomaban mate sentados en el banco de la vereda, cuchicheando y mirando hacia la sala de auxilio. Estaban los tres inquietos porque un psicólogo se había instalado en el pueblo, y ansiosos porque corría la noticia que don Lorenzo iba a llevar a su hija, la muda, para que la curase.

La llegada del psicólogo había ocasionado revuelo en todo el pueblo: unos decían que era pájaro de mal agüero, otros deseaban que se fuera y algunos, los más reacios, se animaban a pronosticarle un futuro incierto al hombre que venía a probar suerte.

“Sin duda el presidente de la Comisión Vecinal es un hombre progresista”, decían los potenta­dos, orgullosos por la nueva adquisición. Para el resto de la gente, cansada de vivir sumergida en una continua lucha por conservar médicos, curas y comisarios, tener un psicólogo era un progreso bastante interesante.

Juana, Clara y Fermín estaban esperando que don Lorenzo llegara al consultorio. El sol de noviembre se escondía entre las nubes y el viento hacía bailar las flores de los paraísos.

—Uno va al dentista cuando le duele una muela, va al traumatólogo cuando le duelen los huesos... ¿para ir al psicólogo qué tiene que doler? —preguntó Fermín.

—Para mí, tenés que estar medio atolondrado —dijo Juana.

—Pero no sean ignorantes —se enojó Clara, que parecía saber de estas cosas—, para ir al psi­cólogo no hace falta que te duela nada; eso sí, te tiene que pasar algo: estar triste, ser sordo, mudo o que se te muera alguien.

—¡Dios me libre!

—Che, ¿y qué te hace el psicólogo?

—Nada, Fermín, ¿qué te va a hacer? —se rió Juana.

—Te escucha, querido —afirmó Clara—, ¡si eso te parece poco!

—¡Ay Clarita, mirá si te va a escuchar!....

—Siempre el mismo egoísta, ¡cómo se ve que vos no escuchás a nadie! Para que sepas, cuando uno va al psicólogo habla y habla —dijo Clara muy segura, porque ella lo había leído en una de esas revistas que traían de todo: modas, manualidades, psicología...—, parece que si uno habla de lo que le hace mal, se te cura el alma. Si sacás el dolor en palabras, se te tranquiliza el espíritu.

De pronto, un remolino levantó tierra de la calle y se la tiró en los ojos a Juana que frotándo­selos con las dos manos dijo:

—¡Nena!, esta vez se te fue la mano ¡Mirá si sólo hablando se va a curar la gente! ¿No estarás leyendo mucho vos?

—Puro cuento, puro cuento —se burló Fermín y se le cayó el mate en la vereda.

—Bah, al fin es como un curandero.

—No, Juana. No es un curandero; es un psicólogo. Un doctor de la cabeza, del alma, del espí­ritu, te ayuda a ordenar tu vida, a borrar la infancia dolorosa y a ser más tolerante.

—¡Dios nos libre, nena! Dicen que los que van al psicólogo se vuelven locos —se quejó Juana mientras seguía frotándose los ojos—, don Lorenzo debe estar muy mal para llevar a la mudita.

—En este pueblo no hay lugar para un psicólogo. ¡Si viviera papá!— dijo Fermín.

Don Lorenzo llegó con su hija, la muda. Estacionó la camioneta frente a la sala de auxilio. El viento enfurecido llevaba las flores de los paraísos a otra parte; era un noviembre raro, vento­so y nublado. Por momentos parecía agosto. Padre e hija se bajaron del vehículo. Juana, Clara y Fermín los saludaron con la cabeza.

Don Lorenzo y su hija cruzaron la calle y el psicólogo les abrió la puerta apenas golpearon.

—¡Pobre mudita! Si está muda, está muda, para qué quieren que hable —dijo Juana y se fue adentro a calentar más agua para seguir tomando mate.”

Esta historia continuará en el próximo programa radial, y como Juana, Clara y Fermín nos quedaremos expectante a ver que sucede con Don Lorenzo, la Muda y el Psicólogo. Me despido de todos ustedes, quien les habla, desde Córdoba Capital, Nelson Kovach’.


Bibliografía:

- Comino, S. (2012).  Llega el Psicólogo en Peréz Díaz, E y Barrios Camponobo, G. (Ed.), Cuentos para Soñar y Pensar (pp. 14-16). Editorial Instituto cubano del libro. URL:    https://cultura.chaco.gob.ar/static/letras/biblioteca/documentos/CUENTOSPARASONARYPENSAR.pdf

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